Capitulo 11
-únetenos-.
Propuso Kuroro, mientras ya podían probar el plato de comida, la joven
permaneció callada hasta que termino de comer y antes de probar su postre,
respondió.
-no soy una asesina-.
Se excuso y luego comerse de solo una cucharada el pedazo de flan de caramelo.
-no me hagas reír-.
Expreso una sonrisa, ella tapo su boca con una mano.
-sabes que no puedo-.
Hablo con la boca llena, continuaron en silencio, el solo había probado un poco
de la comida, pues su concentración estaba solo en la peliceleste.- y como liberaste la cadena-. Hablo
mientras le quitaba el postre a su acompañante.
-un exorcista, pero
solo puedo ocupar la mitad de mi Nen-. Explicaba, para después sacar una
cucharada del postre que le habían quitado.
-¿eh? no ocupaste el
veneno…de…-. Hablo para sí misma, con la cuchara en la boca.
-gracias por el dato-.
Su cuerpo se mantuvo quieto, al notar que le acababan de sacar información.
-pues gracias por la
comida-. Se levanto de la silla bruscamente, camino por el pasillo dirigiéndose
a la salida.
“se necesita barman con urgencia, alojamiento y comida
incluido, turno de 20:30 a 2:00, requisitos aprobar y respetar el código
interno” leía en un cartel del mismo bar restaurant, salió del lugar y camino
por las calles intentando distraerse de la conversación anterior, el otoño se
aproximaba una leve brisa le avisaba de ello.
Al Día Siguiente…
-ho…Hola, lei el…
anuncio de barman… espero, s…ser contratada, me llamo ______-. Se
presentaba en aquel bar restauran de la noche anterior, toda su timidez salió
en este preciso momento, una mujer de edad era la dueña del lugar.
-Mmmm… ¿qué edad
tienes?-. La mujer analizaba de pies a cabeza sin limitarse a tocarla donde
quisiese.- eres muy pequeña-.sacudió
el cuerpo de la peliceleste desde los hombros.
-tengo 18 años,
señora-. Respondió como si le hablara a algún militar.
-bueno _____ este no
es un lugar común, debes saberlo ¿no?, veces tenemos que cerrar si hay algún
percance, ¿entiendes?-
-así es, no se
preocupe, seré la primera en retirarme-.hablo más confiada, la señora izo
una seña de manos y un hombre se le acerco, entregándole un libro.
-puedes retirarte, empiezas
mañana… no llegues tarde-. Dijo la señora marchándose y acomodándose su
gran pañoleta en los hombros, la joven salió del lugar, abrió el libro, tenía
un pequeño compartimiento, con una llave y una dirección, al continuar mirando
el libro tenía escrito lo que podría ser el código de trabajo.
1.
no puedes mirar a los clientes a los ojos al
igual que a los demás compañeros de trabajo.
2.
Tu postura debe ser inclinada, nunca levantar la
vista.
3.
Prohibido hablar en el trabajo con los clientes.
4.
No tocar a los clientes, en el caso que el
cliente sea el que lo provoco, tu jornada de trabajo termina.
5.
En caso de algún percance, retirarse de inmediato.
Analizaba las reglas de dicho trabajo que comenzaría mañana,
estaba en la habitación que le designaron a unas cuadras del bar restaurant, su uniforme era una camisa blanca, la corbata
y resto del uniforme negro, se quito el delgado abrigo además de sus
pantimedias gruesas, la ropa una vez en su cuerpo de ajustaba lentamente.
-¿en qué clase de
trabajo estaré?-. Hablaba consigo misma.
Los días pasaban sin complicaciones, el trabajo no era más
que seguir las ordenes de quienes estaban a cargo, solo tenía que retirar las tarjetas
en la cual los clientes escribían lo que desearan y el barman principal lo
preparaba para que la persona que retiro la tarjeta volviese con el trago, en
todo ese tiempo ya había memorizado las manos de sus compañeros de trabajo,
pero nada más, las noches eran calmadas, una vez que llegaba a su habitación
solo deseaba volver a ver aquel cabello rojo de peinado extraño.
Era de día y caminaba por el centro de la ciudad, miraba la
solitaria biblioteca la cual anhelaba visitar pero solo los que tenían una
identificación de cazador u otros contactos entrarían, escuchaba como unos
niños jugaban cerca de un parque, de repente uno de ellos permaneció en el
suelo.
-¿pequeño estas bien?-.
Pregunto acercándose, el niño se asfixiaba, el color de su piel se oscurecía,
entonces le dio un golpe debajo de las costilla y expulso aquel caramelo que le
obstruía la vía respiratoria, respiro con desesperación, la peliceleste
permaneció a su lado sorprendida de lo que fue capaz de hacer, sus ojos se
colocaron llorosos en cuanto miro a su alrededor.
-¡gracias!-. Grito
un hombre que aparentemente era su padre.-
gracias muchas gracias-. continuaba el hombre arrodillado con el niño en
sus brazos enfrente de la joven, en el momento que el padre miro de forma
agradecida, sintió como si le perforaran el pecho con hielo.-te daré cualquier cosa, como agradecimiento
¿que deseas?-. Le ofrecía una recompensa, ella sin poder pronunciar palabra
apunto al casco de motocicleta que tenía a su lado.- ¿solo eso?, si quieres puedo…-. Ignorando las palabras del hombre,
tomo el casco completamente de color negro.
-adiós-. Dijo con
vos áspera, para luego colocarse el casco, sus lagrimas salieron de forma
automática, mordía su labio inferior con mucha fuerza, caminaba por la ciudad
sin rumbo, solo lloraba “quiero a mi padre, quiero a mi familia, quiero un
lugar donde volver, solo quiero una familia” pensaba, y que al ver a aquel
hombre le recordó algo que no tenia y quizás no volvería a tener, levanto la
visera del casco para secar sus lagrimas, pero se limito a mover su cuerpo
cuando vio que acababa de interrumpir una charla, y con las personas que menos
esperaba, se había dirigido a las afueras de la ciudad.
-c, co… como…-.
Tartamudeo, al ver a Hisoka acompañado con un hombre de cabello largo y tez
pálida, por lo visto conversaban con la mujer de cabello rosado y Kuroro, al
retroceder se tropezó cayendo sentada en el suelo.
-¿______?-. Pregunto
Kuroro, acercándose a ella, bajo la visera para que no viera sus lagrimas,
considerando lo humillante que sería la escena.
-ven aquí frutita-.
Hablo Hisoka y con su Goma Bungee la atraía hacia él, ella desesperada se
aferro a un poste de madera, asombrosamente, el poste se rompió impulsando a la
joven al lado del hombre de cabello largo y la mujer con la mirada desafiante.
La peliceleste sin comprender lo que sucedía continuo en
silencio observando la situación, Kuroro y Hisoka conversaban mientras se
preparaban para pelear entre ellos, los demás solo observaban, “¿y ahora qué?” se decía a sí
misma, no comprendía si debería continuar observando o solo marcharse a otro
lugar.
CONTINUARA… ≧ヮ≦
No hay comentarios:
Publicar un comentario